jueves, 3 de noviembre de 2011

Capitulo 2: Amigos


Una semana después
  Abro la puerta con sigilo y salgo de la casa lo más rápido que puedo, cerrando con cuidado. Bajo las escaleras y me dirijo al metro, en dirección a Atocha, evitando recordar lo sucedido el día anterior, pero me es imposible. Unos hombres vestidos de calle habían intentado atraparme en Chamartin, cuando me disponía a visitar a Merily, la chica del paso de cebra. Por instinto y de manera automática había leído sus intenciones, y ahí fue cuando me llevé la sorpresa: nada. Exacto, os preguntaréis, ¿como que nada? Pues eso, que nada. No había nada en sus mentes. No se si fue por el miedo que sentía, que a veces anula mis sentidos, o porque de vez en cuando no puedo controlarlo, pero no conseguí leer nada. Al principio me sentí bastante confuso, la sensación de miedo se aprovechó de la situación y caí al suelo, rendido por la impotencia. Ellos me habían atrapado y me habían metido en una furgoneta negra, en la que había un hombre completamente encapuchado.
  ''Quiero contratar tus servicios.'' Había dicho con una voz distorsionada por alguna maquina. ''Debes infiltrarte en las oficinas del ejercito nacional, entrar al despacho del director y esperar a que llegue. Entonces, robaras de su mente todos los planos de todas las instalaciones militares españolas, las contraseñas de seguridad y le obligarás a dejarnos paso. Después nosotros te buscaremos, no intentes encontrarnos.'' Cuando el hombre terminó de hablar, la furgoneta paró en un descampado y me sacaron a la fuerza. ''Mas vale que obedezcas.'' Fue lo último que me habían dicho.
  Me bajo del metro en Atocha y salgo al exterior, me siento en la entrada y espero, sin saber muy bien el que. Abro la nota que llevo en el bolsillo y suspiro. ''Tenemos que hablar. Ve a Atocha a las 13:05 del 16 de octubre de 2011. Att: Merily.'' Miro el reloj y suspiro. Faltan cinco minutos. ¿Qué quería? Era la única persona que sabía como encontrarme, la única que me conocía. Siempre nos veíamos en los lugares mas transitados posibles, para despistar. Hablábamos por señas que solo nosotros conocíamos. Hace tan solo una semana que nos habíamos conocido, pero gracias a los móviles e internet, era como si fuésemos amigos de toda la vida. Conocía mis lugares de transito, los patrones que seguía para quedarme a dormir en un sitio, los tipos de lugares en los que solía comer y las tiendas que me gustaban. Solo había una cosa que no conocía: mi pasado. Pero eso no lo iba a conocer nunca, pues era eso, pasado y, lo único que importa es el presente.
  El pitido de un coche me saca de mis pensamientos y alzo la mirada. Ahora hay mas gente que antes. ''Tranquilo campeón, debe de haber llegado algún tren.'' Me tranquiliza mi mente. Miro la hora y me levanto, bastante impaciente. Observo a cada persona, una por una, hasta que encuentro lo que busco: a Merily. Esta apoyada en un coche aparcado en el parking, mirando a todos lados de forma desinteresada, hasta que me ve. Me hace una seña y sonríe ''Espera.'' Se acerca a gran paso, sorprendiéndome en todos los sentidos. Se para justo en frente y me dedica su singular, preciosa y amable sonrisa.
  ––Sígueme––Aclara con su dulce voz, similar a como describen las de las sirenas.
  Me encojo de hombros y asiento con la cabeza, haciendo notar mi sentimiento de sorpresa. Comenzamos a andar en dirección a ninguna parte, aparentemente. Primero nos dirigimos a la Gran vía, donde comenzamos a callejear, hasta llegar a una calle sin salida.
  ––¿Merily, que hacemos aquí?
  ––Tengo a alguien que enseñarte––dice con un tono extraño, como si en realidad temiese lo que iba a hacer a continuación.
  ––¿Qué?––digo mientras observo como llama a una puerta medio destrozada.
Pocos instantes después un joven moreno de ojos verdes, vestido con una camiseta de AC/DC y unos pantalones pitillos, abre la puerta. Le observo atentamente, sorprendido. Era ingles, no había dudas.
  ––Pasad, pasad––dijo con su peculiar acento, que me resultaba un tanto familiar.



  Entramos en la vivienda, en la que el primer pasillo estaba medio derruido y mugriento. ''¿A dónde nos ha traído tu amiguita, genio? Esto parece mas bien una pocilga.'' Señala mi mente, un tanto cabreada. Atravesamos el pasillo con cierta velocidad, intentando no respirar aquel aire putrefacto y húmedo, que hacía toser de manera muy desagradable. Pasamos por una puerta de madera de roble, conservada de una manera casi imposible en aquel lugar, y nos adentramos en un enorme salón oscuro, lleno de pantallas, ordenadores y jóvenes trabajando. ''Increíble. Jamás pensé que pudiese existir algo así detrás de semejante pocilga.'' Sonríe mi mente, tan asombrada como yo. Me pongo en el centro de la sala y miro a todos lados, boquiabierto.
  ––¿Qué es esto?––Pregunto mirando a Merily, que se hallaba en la entrada, bastante sonriente.
  ––Es nuestro centro de operaciones de España––Aclara su amigo ingles, en un tono de sabelotodismo.
  Hago una mueca de desagrado ante sus palabras y vuelvo a mirar en todas las direcciones. ¿Centro de operaciones? ¿De qué? ¿Por qué Merily jamás me había hablado de esto? Se suponía que me lo había contado todo. Ella se acerca a mi despacio y sonríe orgullosa.
  ––Desde aquí investigamos a toda la gente que te persigue. ¿Sabes? Los descubrí poco después de conocerte. El hombre que me habló tras nuestra primera conversación es el jefe de todo esto, él me dijo que podía colaborar con ellos.
  ––¿Qué?––digo alejándome de forma rápida––¿Tú también me has utilizado?––Estaba muy ofendido.
  ––No, claro que no––intenta disculparse, sin efecto alguno en mi expresión de decepción––No te he utilizado, aquí intentamos ayudarte. Investigamos a todos los que te persiguen y sus intenciones––Parece confusa.
  Me quedo mirándola unos segundos a los ojos, de manera asombrada. ¿Es que no se da cuenta? Lo que acaba de decir es que ellos también me siguen, me controlan, me hacen sentir amenazado.
  ––Si, pero ¿qué sacáis investigándoles? ¿Para que lo hacéis? ¿No os dais cuenta de que vosotros hacéis lo mismo? Seguirme, hacerme estar alerta cada segundo. No me dejáis tener una vida tranquila.
  ––Tranquilízate––dice el chaval ingles, poniéndose al lado de Merily.
  ––¿Y lo dices tú, que ni siquiera te has presentado?––digo en un tono agresivo. Me sentía muy ofendido.
  ''Tranquilízate, tal vez te puedan ser de ayuda, si sabes como localizar a tus perseguidores, podrás pararles los pies'' Dice mi mente, razonando de forma inteligente y fría; era justamente lo que me faltaba ahora, razonar. Pienso un poco en sus palabras y sonrío por dentro. Tenía razón.
  ––Vale, discúlpame––sonríe, de manera desagradable el joven––Me llamo Alan, y soy el máximo responsable en el centro de investigación de España. Lo único que queremos es ayudarte, no te pongas histérico, por eso te ha traído Merily.
  ––¿Ayudarme en que? ¿Qué quieres decir con ''centro de operaciones''? ¿Y con ''España''? ¿Es que hay más?––digo adoptando una postura y actitud seria y madura, que sorprende a todos los espectadores de la sala.
  ––Si conoces sus intenciones y quienes son podrás pararles, ¿no?
  ––Supongo que si, pero no se si puedo yo solo contra gobiernos, mafias y ejércitos enteros, como comprenderás.
  ––Eso es porque aún no has descubierto todo tu potencial, Dayan. ¿Qué edad tienes?
  ––Hoy cumplo dieciséis––medio murmullo, disgustado. Este día me recuerdaa a mi familia.
  ––Perdón––susurra Merily. Se acerca a mi y me da un beso en la mejilla––Felicidades.
  Sonrío y asiento, como si disculpase el hecho de que se le había olvidado. No la culpaba, es que nunca se lo había dicho.
  ––Bien, pues hoy cambia tu vida tal y como la conoces, te explicaré de que va todo esto––sonríe el muchacho. ''Al fin y al cabo será majo y todo'' añade Ella (llamémosla así a partir de ahora), un poco resignada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario